jueves, 7 de agosto de 2008

Al rescate de su patrimonio

En Lima norte hay muestras de un notable progreso económico, pero también de conciencia nacional.


Ejemplo de esto es un programa de jóvenes universitarios que busca rescatar monumentos históricos de la indolencia que los consume


Por David Hidalgo Vega

Todos los hombres de la historia que hicieron algo con el futuro tenían los ojos puestos en el pasado.

La frase es de Chesterton, escritor inglés conocido como el 'Apóstol del Sentido Común', y tal vez por eso aplica como mandada hacer a este grupo de muchachos que desde hace un tiempo redime con su trabajo la absurda desidia de sus predecesores.

Son treinta y cinco universitarios, de carreras diversas, que han sentido un impulso personal, una fascinación por los monumentos antiguos: no tanto por nuestros tesoros célebres, sino por esas casonas abandonadas y huacas menos conocidas que han sido rodeadas por viviendas recientes, acorraladas por carreteras voraces, abandonadas como tropiezos en el paisaje.

El grupo es parte del Programa Universitario de Defensores del Patrimonio Cultural de Lima Norte, impulsado por la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Cada semana, sus integrantes participan de salidas de reconocimiento a diversas zonas históricas de ese sector de la capital.

Quiere decir que mientras otros jóvenes de su edad optan por actividades más relajadas --con todo derecho--, ellos se aprovisionan de escobas, recogedores y bolsas para ir a retirar los desperdicios acumulados por transeúntes y pobladores poco conscientes en años, quizás décadas, de indolencia.

Algunos monumentos son verdaderos basurales que ellos tratan de descongestionar de a pocos.

Esta mañana, por ejemplo, la salida los lleva hacia la hacienda Caballero, una joya del pasado de Carabayllo que luce sus ruinas al borde de la carretera Lima-Canta. Una hermosa escalera de gradas carcomidas conduce al palacete.

"Juan Caballero era un hombre muy rico, aficionado a las corridas de toros, por lo que se dedicaba a la crianza de toros de lidia", cuenta sobre la marcha el profesor Santiago Tacunán, quien dirige el programa y tiene a cargo el curso de historia en la Facultad de Ciencias de la Educación. Antes de empezar la jornada de limpieza, los jóvenes reconocen los ambientes de la casona, los distintivos familiares de un toro rojo y otro negro pintados sobre la fachada, la función de la capilla anexa, un símbolo de poder en tiempos coloniales.

El recorrido es una clase en tercera dimensión.

Entonces empieza el trabajo. Patrullas de a tres se distribuyen por los cuartos para retirar los desperdicios con el cuidado del caso.

El profesor aprovecha para explicar el uso de materiales en la construcción, los bellos detalles que el tiempo no ha derruido aún, la distribución que permitía al dueño dominar su extensa propiedad desde la ventana de su dormitorio.

La desgracia es que todo, incluso los pisos a desnivel, está inundado de basura.

El grupo hace lo que puede. Tampoco es cosa de exponerse. Las bolsas negras con todo lo recogido son colocadas en un lugar de donde serán recogidas por el municipio.


La tarea se repetirá horas después en el sitio Huacoy, un templo semicircular de dos mil años antes de Cristo, en otro sector de Lima norte. Hay poco que hacer: allí el problema principal es el huaqueo.


"Se trata de una experiencia novedosa que involucra al gobierno local, al Gobierno Central a través del Instituto Nacional de Cultura y al sector privado a través de nuestro centro de estudios", explica Tacunán.

El municipio suele brindar materiales de trabajo, como guantes, mascarillas de protección, etc.; el INC da el visto bueno para las actividades en esas zonas restringidas; la universidad brinda condiciones apropiadas para los traslados y coordina la visita a su sede de personajes destacados en esta misma cruzada.

Así nacen nuevas vocaciones.

La prueba está en estos jóvenes que integran la segunda promoción del programa.

La mayoría decidió ingresar tras conocer la experiencia de los primeros defensores.

Los resultados fueron expuestos en un ciclo de conferencias en que participó la destacada arqueóloga Ruth Shady, directora del Proyecto Caral, y el afamado Walter Alva, descubridor del Señor de Sipán. "La atención suele ir al sur, pero en Lima norte tenemos mucha riqueza", dice Marlon Silva, estudiante de Contabilidad.

Su certeza es la de todos: para alcanzar el futuro deben proteger su pasado.